Una bodega entre flores y arboles

Rodeada de limoneros, geranios y buganvillas, la Bodega Gracia Hermanos, de Córdoba, es fiel a la tradición de los Vinos de la Tierra, amontillados, dulces, soleras, aunque no olvida nuevas aventuras con blancos jóvenes y afrutados. 

Montilla-Moriles es una tierra de vino, cálida, con veranos que llevan a la uva a alcanzar los 15º de alcohol. Es una tierra de suelos calcáreos, sin bosques pero donde florecen las uvas Pedro Ximénez.

El nombre de Gracia le viene a la bodega del apellido de su fundador, Francisco Gracia Naranjo, un hombre que aprovechó el esplendor que vivió Montilla a finales de la década de los cincuenta del pasado siglo para crear su propia empresa de vinos. Hoy, Gracia Hermanos forma parte de uno de los grupos de empresas más importantes de la región, en el que se integran Bodegas Pérez Barquero, Tomás García y Compañía Vinícola del Sur.








El fino de lujo de Gracia Hermanos es el Solera Fina María del Valle, de larga crianza y  con siete u ocho años en el roble antes de alcanzar la botella. Montearruit  es el amontillado, aunque técnicamente es un fino viejo, que alcanzara de 15 a 20 años en la bota. El Pedro Ximénez de la casa es un vino muy codiciado, por difícil y escaso; sus aromas a uvas pasas, potentes y muy concentrados, y su boca densa y dulce con el  sello inconfundible de los P.X. La cara más moderna de la bodega es el vino blanco Viña Verde, pionero en esta Denominación. Es un blanco joven y afrutado cuya primera cosecha salió en 1983; actualmente las 700.000 botellas anuales de venta. Este vino de Pedro Ximénez se vendimia en agosto cuando la uva está en torno a los 10º de contenido alcohólico.

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