Romance a la muerte de Olivares, V parte

Respondió luego el don diablo:
“¿Veis cuantas penas son éstas?
Pues hoy con la de sufriros
no iguala ninguna dellas”.

Fuese despechado el triste
de ver que todos le dejan
cuando pensó que no había
más deidad que su grandeza.

Estaba el alma en el aire
y estaba en su propia esfera,
que quien todo es vanidad
con el aire se alimenta.

Bajó a buscar hospedaje
al reino de las tinieblas,
 y en presunción de arrogancia
hizo a Luzbel competencia.

En la barca de Aqueronte
no da blanca ni la lleva,
porque ya no hayla después
que nos bajó la moneda.

El barquero, de limosna,
a las moradas leteas
le pasó, que la privanza
cayendo, todo es pobreza…









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