¡¡¡Papá!!! ¡¡¡Mamá!!!
Paseando
por las calles de este Madrid tórrido y
eso que no ha llegado aún el verano o sentándote en una de las mesas de las
miles de terrazas que llenan la ciudad, puedes
ver y oír cosas originales, que te hacen tener una visión más certera de la
vida de tus conciudadanos.
Voy
paseando y detrás de mi escucho un ¡¡¡Papá!!!
cariñoso, contestado por un ¡¡¡Mamá!!!
poco convincente. En principio pienso ¡¡¡que
voces tan raras, para ser niños!!! Vuelvo la cabeza y veo con sorpresa que
las personas que habían lanzado estos eternos apelativos cariñosos hacia los
progenitores por parte de los hijos, eran personas que superaban en ambos casos
de sobra la cincuentena.
Esto
me hace pensar ¿tendrán padres?, si los
tienen ¿Por qué los llaman, en plena vorágine urbana? Si no los van a oir, en caso de que vivan ¡¡¡algo pasa!!! Estamos
almibarando nuestro lenguaje, por otra parte cada vez más escaso para expresar
sentimientos íntimos.
Muchas
personas aún no han encontrado un significado sociológico exacto, al hecho de la pareja humana. Prácticamente
desde el principio del siglo XIX, se ha considerado que el fin de la pareja humana era la procreación. Él
buscaba mamá y ella buscaba papá para
crear una familia decente, como se decía entonces, si ambos se gustaban un
poco y tenían un mínimo de buena salud y presencia, el asunto estaba ya para
pasar por la iglesia, entonces aún no existía el juzgado para las personas
decentes.
Hoy
se comienzan a valorar hombres y mujeres por sus cualidades. Los convencionalismos
sociales van quedando en el olvido, lo
importante es intentar crear un plan de vida conjunto, en el que confluyan
las energías de los dos y así cumplir apoyándose mutuamente en igualdad de
condiciones el plan previsto, y si esto no se logra por lo que sea, hay que
separarse y si se puede empezar de
nuevo.
¡¡¡ Papá ¡!! ¡¡¡ Mamá!!!,
es para mí un grito que sale del imaginario de ciertas personas, recordando el efecto procreativo todas las
uniones.
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