Saber retirarse a tiempo
Todas las actividades humanas de cualquier orden,
tienen un principio, una fase de desarrollo y un fin. El conocer exactamente,
la duración de los distintos periodos es fundamental para que lleguen a buen
puerto y cumplan su función.
Vivimos en un mundo donde la evolución es
constante, todos los acontecimientos se van sucediendo a gran velocidad y si
nosotros, no encontramos un medio, para también avanzar a la par, nos veremos
desplazados y perderemos puestos en el ranking vital. Para seguir esta especie
de carrera, deberemos conocer en todo momento: que queremos, cual es nuestra
meta, con qué posibilidades contamos para llegar al final. Si no contamos con
las fuerzas y argumentos necesarios, para llegar al término, mejor es retirarse
antes de que las propias circunstancias, te retiren de forma abrupta.
Cuando vemos que no vamos a poder conseguir lo que
pretendemos, porque las circunstancias que nos rodean, lo van a impedir,
salgamos por la puerta principal y no por la trasera, retirémonos con dignidad
y así nuestro crédito personal quedara intacto para iniciar otras actividades.
El término “juguete roto” de uso muy común en el
imaginario español, es un ejemplo muy válido para entender esto. Se refiere a
una persona, sobre todo dedicada a actividades artísticas (actores, directores
de cine o teatro, escritores, pintores...), que con el paso del tiempo ha
perdido, muchas de las facultades que le hicieron destacar, pero él no es
consciente, se cree que todo sigue como siempre. No trabaja como antes, porque
no es como antes, una sensación de ingratitud del mundo que le rodea, le
envuelve ¡¡¡ SI HUBIERA SABIDO RETIRARSE A TIEMPO!!!.
Me ha servido para hacer estas divagaciones, la
noticia de la dimisión del entrenador del Madrid, que ha sabido tener la
inteligencia de irse cuando ha visto, que no podía seguir su carrera de
triunfos, con la organización actual del club. ¡¡¡ QUE GRAN LECCIÓN!!!.
En cualquier faceta de la vida, es fundamental
saber retirarse a tiempo, antes que el paso del mismo (tempus fugit), nos eche.
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