...Ya lo decía yo

junio 21, 2018

El predecir los acontecimientos que vayan a suceder con tiempo, ha constituido siempre, a pesar del margen de error que eso lleva inmanente, un ejercicio muy buscado grato y necesario a los humanos. Hay un largo recorrido histórico, desde los “augures romanos”, que basándose en distintos signos y materiales, averiguaban el futuro a las “pitonisas radio-televisivas” que con la ayuda de “las cartas del tarot”, se dedican a predecirlo, o pretenderlo a personas e instituciones.

Lo curioso, en relación con esto, es un tipo humano (hombre o mujer), que se dedica a afirmar, una vez pasado un acontecimiento, el resultado del mismo, sin tener los datos necesarios para predecirlo con un cierto grado de certeza. Tanto es así, que ha dado lugar a un refrán (dicho agudo de uso común que suele contener una advertencia o una enseñanza moral y que se transmite generalmente por tradición popular), muy metido en el imaginario español “Cuando la vi, dije que era negra”.

Uno de los problemas, que podemos observar con mucha intensidad, hoy en día, entre nuestros conciudadanos es el afán de notoriedad a cualquier precio. Este tipo de personas para intentar destacar, pueden llegar a pagar cualquier cosa. Uno que puede proporcionar, gran protagonismo y pocos riesgos, es en una discusión apuntarse al bando de los vencedores, (...ya decía yo), es la persona vacilante, es la persona que con eso tiene pocos o casi ningún problema, proporcionándole muchos réditos (fama de sabio, cabeza bien amueblada, te acepta el grupo fácilmente, etc.) y sobre todo, fortalece un “yo” pobre, necesitado de estimación...

Otra cosa diferente, es la persona, que en su”...ya decía yo”, nos está dando el punto final de una posición sostenida con firmeza y razonamientos (verdadera o falsa), que ha mantenido con honradez a lo largo de una discusión (familiar, laboral o de cualquier orden), aceptando su equivocación, si lo está. Adaptándose con toda facilidad a una solución tomada por la mayoría.