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Mostrando entradas de julio, 2020

Malos modos neurótico-preventivos

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El derecho   a una información veraz, eficaz y no manipulada es uno de los pilares fundamentales de   las sociedades avanzadas de comienzos del siglo XXI. Pero nos encontramos con que en realidad el flujo de información que puede producir un acontecimiento de cualquier tipo, es aprovechado por las autoridades para manejar y manipular a la población con fines espureos y de ocultación de la realidad social, cara a no perder score electoral entre los votantes y seguir mandando como siempre. Hablo en relación con el problema sanitario que nos afecta actualmente, Las autoridades se han dedicado para ocultar el gravísimo mal de fondo,   (pretensión de eliminar la sanidad pública, en beneficio de grupos privados), que nos afecta. Que ha sido la falta de reacción de las autoridades sanitarias, la de personal y de medios (descapitalización) (desconocimiento, soberbia, inutilidad e inoperancia) ante los avisos de facultativos perspicaces de la existencia, de muchos casos de una rara afecci

Fugacidad quevedesca

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Francisco de Quevedo y Villegas, Nación En Madrid en 1580 y murió en Villanueva de los Infantes (Ciudad-Real) en 1646. Es con su forma de escribir incisiva, con las palabras justa y no más el creador del conceptismo. Viaja por Italia, unas veces por su cuenta y otras ayudando con su capacidad y trapacerías a los representantes españoles, en los distintos reinos italianos y siendo él en algunos casos motivos de graves incidentes diplomáticos. Enemigo acérrimo del Conde-Duque de Olivares, que lo encarcela durante algún tiempo en San Marcos de   León...Una vida de novela de un escritor excepcional... Enseña como todas las cosas avisan de la muerte próxima Miré los muros de la patria mía si un tiempo fuertes, ya desmoronados, de la carrera de la edad cansados, por quien caduca ya su valentía.   Salime al campo, vi que el sol bebía los arroyos del yelo desatados, y del monte quejosos los ganados, que con sombras hurtó su luz al día. Entré en mi casa;

Madrid,”Socarrat”

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Madrid y el sol inclemente de verano, forma como un dúo inseparable que va haciéndose cada vez más patente con el paso de los años, los siglos..., La paramera castellana, en la que está ubicada la capital, es calcinada años tras año, durante los meses de verano y a veces últimos de primavera, primeros de otoño, como propina, con   temperaturas infernales que   ponen a prueba el buen talante de los madrileños, a pesar de la existencia del “botijo de agua fresca “ y del aire acondicionado. Madrid es como una paella “socarrada”, pero sin su sabor. Las noches veraniegas madrileñas, tienen algo de “aquelarre de brujas”. Los habitantes de la capital, están continuamente dando vueltas tanto en el hogar, centro de trabajo o en la calle, buscando al “gran cabrón” que con su huida nos hace pasar las de Caín. El fresco o fresquito que nos alivie de los ardores estivales de esta ciudad quemada, se retira de esta paella socarrada, que es Madrid en estos meses estivales. Se crea un maléf

Madrid, “amordazado”

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La “nueva normalidad”, casi ha conseguido, lo que nunca consiguieron   en distintas circunstancias otros poderes de distinto orden, con la pretensión de acallar, amordazar a la ciudad, amordazar a Madrid, y silenciarlo. Una mascarilla (a veces denominada respirador, que no debe confundirse con el ventilador mecánico), es un dispositivo diseñado para proteger al portador de la inhalación en atmosferas peligrosas, incluyendo humos, vapores, gases y partículas en suspensión (como polvos y microorganismos –bacterias y virus- aerotransportados). Así como proteger a lo demás cuando el portador pueda contagiar alguna enfermedad. Esto es la descripción técnica del artefacto, pero lo que me ha llamado a la atención, es como la obligación impuesta, a todos de llevarla por la calle, ha cambiado rostros, gestos y actitudes de las gentes de nuestro entorno ciudadano y por ende del país. Hay ya tanta cantidad de modelos de mascarillas, casi como de personas portadoras. Formas diversas

Los Episodios Nacionales (y 5)

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Esta quinta serie inconclusa, fue escrita por D. Benito entre 1907 y 1912. Cubre el periodo de historia española del siglo XX, comprendido entre la Revolución, llamada “La Gloriosa” de 1868 y los años de la Restauración del inicio del siglo. Reconocida como la más autobiográfica de las series anteriores (no en vano el escritor gran-canario, vivió este periodo de su ciclo vital de manera más consciente). Galdós admite estar más interesado por la “intrahistoria” que por los hechos históricos en sí mismos. Los expertos coinciden en señalar el “tono irónico”, burlesco, sarcástico, deformado, casi esperpéntico, que define el estilo literario de estos últimos episodios, con abundantes escenarios prostibularios que se alternan con figuras mitológicas, especialmente en cuatro de las novelas publicadas (España sin rey, España trágica, De Cartago a Sagunto, Cánovas...). En esta quinta serie incompleta, a partir de Amadeo I, presenta el escritor gran canario, a dos personajes claves.

Los Episodios Nacionales (4)

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a cuarta serie de relatos de esta magna obra, fue escrita y publicada entre 1902 y 1906 y cubre el periodo de la historia española entre los intentos revolucionarios de 1848 (que dan título a la primera de la diez novelas que componen la serie) y las vicisitudes y descalabros de los últimos años del reinado de Isabel II, y el triunfo de la Revolución de 1868 que interrumpiría temporalmente la hegemonía monárquica en   España. La datación exacta, que cubre Galdós podría situarse entre el 13 de octubre de 1847 al 2 de octubre de 1868 (triunfo de la Revolución, llamada “La Gloriosa”). Para hilar la trama, el escritor elige en esta ocasión a José García Fajardo, alto funcionario estatal, destinado en un pueblo de la Alta Alcarria (Castilla-La Mancha), de talante moderado, con familia y amigos ricos (los terratenientes del pueblo). Participa casi en un drama sentimental, destroza el corazón de dos mujeres, una hembra de raza (Antoñita “La Cordonera”) y la hija de un millonario, que

Los Episodios Nacionales (3)

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Tras una pausa de casi veinte años, Galdós retornó en 1898 a la continuación de la escritura de la serie de Episodios, impulsado quizás por el desastre colonial español del 98,   por las dificultades económicas graves de su malísima gestión editorial (las dos primeras series, las auto publicó él). Esto le hizo firmar un contrato de edición para la tercera, con la entonces famosa Editorial Hernando. El escritor mucho más maduro y ejercitado como narrador, escribió los diez episodios de esta serie en poco más de dos años (abril 1898 a octubre de 1903), pero parece evidente que Galdós llevaba reuniendo documentación y una excelente biblioteca histórica. También se ha enriquecido el aspecto literario, y de   la incómoda primera persona ensimismada, en un protagonista fabulado (el romántico Fernando Calpena). Galdós se suelta ahora mezclando varias técnicas narrativas (monólogos, novela   epistolar, diarios en primero persona, visiones varias en tercera persona).Desaparece el simb