Fugacidad quevedesca


Francisco de Quevedo y Villegas, Nación En Madrid en 1580 y murió en Villanueva de los Infantes (Ciudad-Real) en 1646.
Es con su forma de escribir incisiva, con las palabras justa y no más el creador del conceptismo. Viaja por Italia, unas veces por su cuenta y otras ayudando con su capacidad y trapacerías a los representantes españoles, en los distintos reinos italianos y siendo él en algunos casos motivos de graves incidentes diplomáticos. Enemigo acérrimo del Conde-Duque de Olivares, que lo encarcela durante algún tiempo en San Marcos de  León...Una vida de novela de un escritor excepcional...

Enseña como todas las cosas avisan de la muerte próxima



Miré los muros de la patria mía
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.  

Salime al campo, vi que el sol bebía
los arroyos del yelo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa; vi que amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte;

vencida de la edad sentí mi espada.
Y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.

En la visión primitiva de este cuarteto pintaba un estilo desolador. Ahora parece, en cambio, que el texto pretende más que elaborar una estampa, mostrar la fugacidad del tiempo, los hielos invernales, apenas derretidos por el sol, ya se van secando, los ganados, por su parte, se quejan de la brevedad...

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