Año viejo y esperanzas nuevas
La vida para mí ya larga, porque soy un venerable viejecito, es como una biblioteca pública, cada 365 días vas entregar el tomo leído, subrayado, pintarrajeado, muchas veces no entendido…y recoger uno nuevo, para realizar la misma operación, si el destino te deja llegar a la última página. Ese leer diariamente la página correspondiente del libro del año que va trascurriendo lleva implícito, comprender su contenido que a veces resulta ininteligible para nuestro entendimiento por lo que pretendemos corregirlo, con buen resultado unas veces y en otras, esas correcciones hacen el texto más oscuro aún, sumergiéndonos entonces en un mar de dudas, contradicciones, cavilaciones… de los que nos es difícil salir. Pero qué alegría es llegar a comprender el significado del texto de la página que estamos leyendo y esa debe ser nuestra esperanza primera en el año todavía “non nato”, intentar comprender, comprender y comprender… Debemos aprovechar las enseñanzas que nos proporciona la lec