Santos, cumpleaños, aniversarios y otras hipocresías

La palabra hipocresía, proviene del griego y significa la acción de desempeñar un papel teatral, o sea es un fingimiento de cualidades, de ideas o sentimientos contrarios a los que verdaderamente se sienten.

Las actitudes hipócritas son consustanciales con el ser humano, hay quien piensa que sin esta hipocresía, la vida sería inaguantable y los problemas de relación surgirían por doquier. Todo esto se pone de manifiesto con todo su esplendor día a día, en la relación interpersonal tanto en su vertiente familiar, laboral o amistosa.

Las onomásticas o sea el día que se celebra la festividad religiosa antes o ahora de cualquier acontecimiento, que nos recuerda el nombre de la persona en cuestión, es lo menos problemático, porque casi nadie se acuerda, con lo que las complicaciones son mínimas, aunque algunas personas se ofenden si no haces mención a tan fausta fecha (hipocresías), el regalito puede ser conveniente, pero no necesario.

Otro caso más complicado son los cumpleaños, eso sí que requiere el regalito conmemorativo de tan importante acontecimiento, sobre todo en el ámbito familiar. Hablando con sinceridad, me he preguntado yo muchas veces ¿debo querer a un miembro de mi familia, por ser mi primo, mi, tío, mi abuelo… o porque es una persona a la que quiero, él a mí igual y encima es miembro de mi círculo familiar? ¿La familia es un vínculo de cariño o legal?. El buscar un regalito para la celebración de un cumpleaños o aniversario de alguien de tú (familia) es una labor ardua y llena de sinsabores, no hay cariño, hay hipocresía y eso emponzoña la relación.

Si queremos que la relaciones humanas sean para todos fructíferas  y no hipócritas, y aunque suene a antiguo, fundamentémoslas sobre el cariño mutuo y no sobre la hipocresía de unos vínculos tan rimbombantes como baldíos.









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