Jerez: entre el cielo y la tierra (1)
Los
vinos que nacen y se crían en esta histórica comarca vitivinícola denominada
MARCO DE JEREZ son diversos. El llamado jerez puede responder tanto al fino
como al oloroso; siglos de historia y uso han hecho que esta acepción sea tan
diversa como su producción.
En
esta muy singular comarca situada en la baja Andalucía occidental, al noroeste
de la provincia de Cádiz, que es la más meridional de la Península Ibérica,
surgen estos vinos. La comarca está enclavada entre la costa atlántica y la
bahía de Cádiz, y delimitada por los ríos Guadalquivir y Guadalete.
Es
una zona vinícola privilegiada porque concentra luz, mar y un paisaje de
colinas blancas y suaves en las que los trigos,
los girasoles y el viñedo están enjaezados como una jaca andaluza para
teñir de verde su tierra. El límite norte lo marcan el gran valle del
Guadalquivir y sus marismas, mientras que al oeste se encuentra limitado por la
extraordinaria reserva natural del Coto de Doñana. En el sur, los viñedos se
mezclan con salinas y pinares. Hacia el interior, las pendientes anuncian la
proximidad de las bellas tierras gaditanas.
Pero
quizá la principal sea el espacio marino que todo lo marca. La bahía de Cádiz a un lado y el Atlántico al
otro, desde Sanlúcar hasta Chiclana, condicionan climática y
medioambientalmente todo el Campo de Jerez, que es una “viña del Atlántico”,
como alguien escribió hace años. Durante el estío, el océano con sus brisas
frescas atenúa el calor de los días largos y secos…
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