Hildegarda von Bingen, una mujer excepcional.

Nacida en Alemania en el 1098, fue un personaje desconocido hasta la edad de cuarenta años, cuando por fin su nombre empezó a sonar más allá del convento donde permanecía recogida, a orillas del Rin.

En esa época, escribió las sorprendentes visiones que venía experimentando desde su niñez y, muy pronto, el libro resultante desató pasiones y controversias en toda Europa: recibe la aprobación del Sumo Pontífice y los obispos; el eco de sus sermones resuena, entre otras, en las catedrales de Colonia y Maguncia; y todo el mundo acude a ella para consultarle cualquier tipo de asunto, desde la gente más humilde hasta el emperador Federico Barbarroja. Pero, por encima de todo, Hildegarda von Binden, la polifacética abadesa no dejó de escribir.

Lo que muchos ignoraban es que Hildegarda no solo fue una de las místicas más importantes de la Edad Media, sino también compositora, autora de setenta y siete sinfonías, alquimista y ante todo, una espléndida escritora cuyas obras, sorprendentemente, nos hablan de temas tan actuales como el lugar del hombre en el mundo, el medio ambiente y el papel de la mujer en la sociedad: toda una sabiduría medieval que  la contemporánea empieza a descubrir.









Sus tres grandes libros de visiones, entre ellos el célebre SCIVIAS, describen un universo infinito, en plena expansión, que se  asemeja mucho a de los astro-físicos de nuestros días. Y sus dos tratados de medicina “sutil” –los dos únicos escritos en Occidente en el siglo XII- se consideran todavía hoy un hito en la materia… Poco a poco, el extraordinario destino de Hildegarda von Bingen llega a poner en entredicho el asfixiante racionalismo de nuestros días y a encarnar a la perfección  un saber diferente, intuitivo, místico y visionario; un verdadero bálsamo para nuestra locura cotidiana.

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