Abandonado, el vino mesías (y 2)

…Pero en esta tierra nada es mucho y el vino lo es todo. La Serra do Marao, de 1.400 metros de cota máxima, impide la llegada de los vientos frescos y húmedos del Atlántico, y la crudeza estival genera una sequedad que solo se ve atemperada por la pureza del aire; es una atmosfera impactante y la vista del atesorado país es de grata experiencia e inolvidable recuerdo.

Este tinto tiene 14,5º y una acidez total moderada, su frescura viene, por tanto, no de la acidez sino de la mineralidad que producen las tierras secas de las altas sierras. Ha sido criado 18 meses en barricas de roble francés y portugués, que es una madera muy aromática y de poro denso, por lo que el vino envejece lentamente debido a la lentitud con la que el oxígeno entra en la bota. Tiene un gusto puro de fruta, de mineralidad, de esencia de bayas silvestres, de especias, canela y su tanino maduro (como no va a ser maduro con lo asoleadas que están las uvas allá arriba) es delicado agradable y goloso. Es un vino para beber ya si le echamos el guante a la cosecha de 2013, pero también para guardar, pues ira evolucionando de forma muy fina, concentrando aromas y sabores. Si siempre trato de escribir de los grandes vinos, el Abandonado lo es hasta la eternidad.










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