Las distintas vidas de un cuadro
El arte es una celebración. Un cuadro no se acaba en lo que encierra su marco, un cuadro vive antes y después de que lo miremos. El marco lo acota y nosotros debemos pasar esa frontera para hacer que su existencia siga saltando siglos y vidas, y se renueve con la mirada haciendo historia y buscando un hueco en las almas de quienes los contemplan. Cada cuadro es un cuento, una novela, un relato, que siempre nos dirá algo a los espectadores del cualquiera condición, tiempo y edad. Los cuadros tienen muchas vidas. Un cuadro esconde una historia real, o una curiosidad, o ambas cosas a la vez, que normalmente no leemos en las cartelas que los museos instalan a lado de la obra. Pero también esconde una ficción que es la que cada espectador imagina cuando se pone delante y lo mira atento, olvidándose por un instante de todo y de todos. Rara vez tiene que ver con lo real, pero se suele construir un relato novelesco sobre las vicisitudes y avatares que podrían haber sufrido los hombre