Comiendo en italiano

 

Viajar es una actividad variopinta mediante la cual, el ser humano se pone en contacto con sus semejantes en todos los aspectos, para conocer cómo viven. Pero esto no siempre es posible esto y más ahora, por los problemas de desplazamiento de todos conocidos.


Cuando nos entra la “morriña viajera”, la mejor manera de aliviarla es comiendo comida foránea en algún local de la misma nacionalidad. Eso me ocurrió a mí el pasado domingo, tenía el recuerdo gastronómico “italiano” exacerbado. Debía perentoriamente almorzar algo de la riquísima cocina transalpina y me puse manos a la obra, tratando de encontrar un restaurante o trattoria donde pudiera cumplir mis deseos.


El número de establecimientos gastronómicos italianos en Madrid es casi infinito, no a si su calidad que varia ostensiblemente de unos a otros, tuve suerte, encontré cerca de mi domicilio una sencilla trattoria con una muy amplia terraza, sita en la calle de Trafalgar muy cerca de la céntrica y transitada Glorieta de Bilbao.


Este local atendido por personal ítalo-español parecía tener las condiciones que yo iba buscando, (antojos diría y lo dijo mi mujer), para comer espléndidamente como un antiguo patricio romano. MARCOledi, se llamaba y se llama la pizzería.



No me equivoque. El Servicio, rápido, atento, informado, sugerente y organizado, nos recomendó de principio ARANCINA, crujientes croquetas de arroz, de carne y de berenjena, muy sabrosas, magníficamente fritas con excelente aceite (olio italiano). A continuación, nos sirvieron spaghetti con Pesto (salsa con albahaca, frutos secos, queso, ajo y aceite), penne (macarrones) con Tartufo (aderezo a base de: queso de oveja y crema de trufa negra). De postre, dos excelentes Tiramisú, postre donde el queso Mascarpone, triunfa de forma arrebatadora. Dos copas de un digestivo licor siciliano, pusieron fin a la excelente comida, que calmó mis ansias y me dejo satisfechísimo, porque a pesar de un excelente tinto que bien rego el ágape, la factura no me provoco un ataque paroxístico ya que estaba dentro de unos limites normales.  Tuve suerte ¡¡¡Volveré!


Termine tan magnifico día, oyendo un pequeño concierto, que me organice con música de Vivaldi, Verdi y Resphigi, ¡¡¡una gozada!!!

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