España, voces afinadas y voces desafinadas
El
sonido que produce el aire expulsado de los pulmones al salir de la laringe,
haciendo que vibren las cuerdas vocales, es la voz.
Con
la voz humana, se está produciendo en los últimos años un curioso doble
fenómeno: voces que cantan y voces que alteran. En el primer caso, hay que
tener en cuenta, que hay muchísimas personas, que tienen de manera natural una especial
predisposición para cantar y cantan de manera muy agradable, unas cantan por
divertirse, otras procuran encontrar vías para rentabilizar sus facultades,
mientras que hay un resto que debían empezar por callar, para no molestar a los
demás con sus gorjeos…pobres.
Los
distintos canales de TV, han encontrado en la promoción de estas personas con
condiciones, un auténtico filón tanto publicitario, como de espectadores.
Aunque las emisoras televisivas, que mantienen programas de este tipo en sus
parrillas, hacen “castings” para filtrar a los que creen que tienen condiciones,
de los que de verdad las tienen, siempre se cuela algún “malo” que es
eliminado. Entre la desesperación y denuestos de los familiares, ocurre esto.
Pensaban y piensan que su aspirante a cantante, es una auténtica estrella, que
por envidia y para favorecer a un rival, se la carga un jurado incompetente de
mala manera. Esto es especialmente notable en el caso de los niños cantores y
sus padres, que por cierto, tanto proliferan últimamente…, pero que un pueblo
cante, no es malo, es señal de que el cuerpo social, está vivo.
Lo
malo, son las voces discordantes que suenan en actos multitudinarios, con una
energía y desafine, dignos de mejor causa, son la antítesis del canto Las voces
gritonas y extemporáneas que nos llegan casi de forma hiriente, en ciertas y
especialísimas tertulias televisivas,
dedicadas a temas de carnaza y cama. Los voceros, en manifestaciones y tantos y
tantos casos, que empañan la alegría del canto…
El
que canta, saca su posible mal humor al exterior, mejora su estado de ánimo y
coge fuerza para afrontar todo tipo de situaciones.
CANTEMOS
SIEMPRE, AUNQUE SEAN
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