Epitafio de una dueña, que idea también puede ser de todas
Fue
más larga que paga de tramposo
más
gorda que mentira de indiano,
más
sucia que papel en el verano,
más
necia y presumida que un dichoso,
más
amiga de picaros que el coso,
más
engañosa que el primer manzano,
más
que un coche alcahueta, por lo anciano
más
pronosticadora que un potroso.
Más
charló que una azuda y una aceña,
y
tuvo más enredos que una araña,
más
humos que seis mil hornos de leña.
De
mula de alquiler sirvió en España,
que
fue buen noviciado para dueña,
y
muerta pide y enterrada engaña.
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