El orto y una ratita traviesa
Para entender el delicado tema sobre el que quiero escribir, voy a dejar dos
definiciones previas, sacadas del D.R.A.E, del
diccionario panhispánico de dudas y el de americanismos: culo o trasero, es el conjunto de las dos nalgas y el
ano o recto, es conocido en Argentina, como orto.
La Humanidad está avanzando constantemente con la idea
de alcanzar siempre cotas mejores de bienestar tanto material, como físico o
psíquico, pero este avance no es siempre lineal y uno de los enemigos principales, es el dolor en cualquiera de sus
muchas variantes.
Una de las características principales del dolor con respecto al
individuo que lo padece, es su intensidad que en algunos momentos puede hacerse
insoportable. Tal es el caso de los trastornos
hemorroidales, las por desgracia popularísimas hemorroides.
Vemos a personas por la calle, o que se
mueven en nuestro entorno que de la noche a la mañana su cara la ocupa un continuo rictus de dolor,
andan en ciertos momentos como si fueran
autómatas y con gran frecuencia se llevan las manos al trasero. No intentes
preguntar a estas personas ¿Qué te
pasa?, porque normalmente, si no tienen una gran confianza contigo, la
contestación siempre será evasiva ¡¡¡
me roza el pantalón, y tengo por ahí una
gran escocedura ¡¡¡ esto parece como un padecimiento vergonzoso de los de
antes. La contestación debería ser la
que es, ¡¡¡ padezco hemorroides ¡¡¡, sin más ambages.
Es increíble estas
formaciones varicosas, que salen en el exterior o interior del ano,
recto u orto, puedan producir el dolor que producen. Para explicarlo y que
se pueda entender la intensidad del dolor, basta
pensar en una de esas ratas, o más bien ratitas, de largo rabo y
puntiagudas orejas, y que tienen unos dientes muy finos, como auténticos
alfileres, te la colocaran en el delicadísimo
orto y empezara a mordisquearte en la zona con fruición y gran apetito…solo se
decir ¡¡¡ ay, ay, ay¡¡¡
¡¡¡ Todo esto lo sé de manera tan exacta,
por dolorosa experiencia personal ¡¡¡
¡¡¡ Ay, ay, ay…¡¡¡
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