Hormonas, cuentas y gritos
El
calor es agobiante, perdón por empezar siempre igual estas visiones de la
ciudad, pero es que la realidad diaria
no cambia, me temo que esto va a más ¿hasta
dónde llegaremos? ¡¡¡ Solo Dios lo sabe!!!
Esta
anocheciendo, la calle parece un rio de plomo derretido, ante nuestra vista
aparece a lo lejos, la silueta de un
establecimiento, que nos consta tiene una magnifica instalación de aire
acondicionado, nos dirigimos allí y a pesar del calor reinante, conseguimos llegar a este oasis.
Traspasamos el umbral del
establecimiento y
presenciamos una curiosísima escena. Un
plantel de ocho o diez pre-adolescentes de
ambos sexos gritan, gesticulan, tratan de ponerse de acuerdo con algún
compañero, en que pedir, que se ajustara a sus gustos y a sus posibilidades económicas, a estas edades,
siempre escasas.
Después de un rato de dimes y diretes, llegan a una especie de consenso, se
calma el ambiente y los camareros comienzan a traer las viandas solicitadas,
después de tan excitada discusión. Se tranquilizan y comienzan a hacerse “selfies”, señal inequívoca de que la
paz ha llegado o por lo menos una tregua sin armas. Me pregunto yo ¿Cuántas veces se volverán a ver los selfies, que con
tanta prodigalidad se realizan?...
El tiempo va pasando con
una cierta paz, la merienda se ha consumido en su totalidad, y hay que irse. Comienzan a subir el tono de las voces
a partir de pedir a los camareros el importe de las consumiciones. Llegan las notas, los muchachos
comienzan a buscar dinero, en sus ropas, bolsillos y carteras. XXX, que yo pongo 10€ y tu YYY me debes 3 ¡¡¡ saca el teléfono, que
me parece que la factura está mal!!! ¡¡¡ Lo que tú has pedido, resulta que es
más caro de lo que indicaba la carta!!!... después de estas inverosímiles
discusiones, se ponen de acuerdo y se van.
Una sonrisa se dibuja en
mi rostro, ¡¡¡ hormonas y asomarse a la vida!!!, quien fuera uno de esos
muchachos.
Comentarios
Publicar un comentario