Romance a la muerte de Olivares, y VII parte
Y prepárenle a su hijo
don Julián estancia
regia,
que no tardara en llegar
en busca de Su
Excelencia.
“Temo que los condenados,
dijo el Conde, se me
atrevan,
porque les pondré del
fuego
alcabalas en la leña”.
“Dispón lo que gustes”,
dijo
Luzbel, que a tu arbitrio
queda,
pues por mi mayor privado
te elegí antes que
murieras”
Judas, Lutero y Calvino
con Mahoma, a toda
priesa,
le abrazaron, pues por él
reinan en parte sus
sectas.
Llegó el conde don Julián
a verle con gran
presteza,
porque en el perder
España
se igualaron sus
cautelas.
Con esto dijo Luzbel:
“Cada diablo a su tarea”;
y el Conde-Duque entró
luego
en las llamas de cabeza.
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