Moscatel de grano menudo
En
España aparece citada esta uva en la
Agricultura general de Alonso de Herrera, quien, además de mencionar su
utilidad como uva de mesa, dice la
Moscatel “es un linaje de uvas ansi dicho,
porque tiene un sabor y olor como de almizque o mosquete. Tiene es uvas el racimo muy apretado, y el grano muy
tierno. Es uva que si tiene mucho vicio suele podrirse, y “por esto quiere tierras areniscas, enjutas, sueltas, o altas”. Y añade sobre el vino que “hecho por si
solo es malo, por ser humoso, y dulce, mezclado con otro sale bueno, y oloroso,
y guardase mucho, y véndese bien, y mientas más anejo es mejor”.
Es
de destacar sus racimos pequeños,
aovado-cilíndricos, muy apretados. Uvas pequeñas casi iguales, bastante
duras, de sabor dulce muy empalagoso, muy tempranas, se pudren pronto; hollejo
algo grueso.
En
el Madrid del XIX rivalizaban los
moscateles los moscateles de Fuencarral
y de San Martin de Valdeiglesias: los primeros, dulces, finos, delicados y
perfumados; los segundos, elaborados con Moscatel
y Albillo, y llamados ya desde
el XVI “vinos santos” o “vinos preciosos”.
A
mediados del siglo XX ya se hablaba de las
mistelas o moscateles manchegos y destacaba la calidad de los vinos dulces,
licorosos de Moscatel y Malvasía, elaborados
en Corella y Rioja.
En
esta última región se conocía este vino dulce como “supurado”, y a la cepa como Moscatel
Común o Moscatel de la Tierra. Hoy
su principal feudo es Navarra, donde
se elaboran ejemplos destacados de Vinos
de Moscatel, muy aromáticos y elegantes, con notas a miel, dulces y
sabrosos en boca.
La
clave de la inconfundible fragancia de la Moscatel
esta en detener la fermentación para evitar que todos los azucares de la
uva se conviertan en alcohol, de modo que se conserve el aroma y el dulzor
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