Romance a la muerte de Olivares… II parte
…Ya murió a manos de un
Toro
aquella indómita fiera
que dejó al mayor león
no sin valor, más sin
fuerzas.
Acabó aquella alevosa
sierpe de siete cabezas,
aunque de secuaces suyos
algunos que acabar
quedan.
El que, sobre ser la
causa,
se gozó de nuestras
penas,
como a Roma cuando ardía
vio Nerón desde Tarpeya.
El que de sangre de
pobres,
testigos son hambre y
guerra,
hidrópica tuvo el alma
sin poder hartarse de
ella.
El que solo tuvo
arbitrio,
con malicia y sin
prudencia,
para sembrar disensiones
y para coger haciendas.
Aquel que fue por sus
iras
menoscabo de la Iglesia,
quitando al Místico
Cuerpo
Comentarios
Publicar un comentario