Vodka
Aguardiente
europeo cuyo origen se pierde en el tiempo. Aunque es el aguardiente ruso por
excelencia, ya antes del siglo XVI se producía en Polonia. Su nombre proviene de la palabra “voda”, que significa “agua”,
aunque originalmente la denominación era “zhiznennia voda”, “agua de vida”.
Los orígenes
de la elaboración del vodka no están muy determinados. En Polonia existía una
bebida que se obtenía fermentando la corteza de abedul. Con el paso de los años y con la aplicación de las nuevas
técnicas avanzas de destilación, se empezó a consumir el “schannps” aguardiente
al que se le puede calificar como antecesor del vodka. Aunque la fécula de
patata fue uno de los principales ingredientes en la elaboración del vodka,
actualmente se utilizan cereales tales como el maíz, el trigo, el centeno, la
cebada y, en muy pocos casos, la patata. La elaboración exclusivamente con
patatas es un lujo restringido a Polonia.
Actualmente,
los cereales que más se usan en la elaboración del vodka son el trigo de
Siberia, el trigo candeal de Ucrania y el centeno de Polonia.
El vodka es
un aguardiente sin color ni sabor, cuya elaboración pasa por una doble
destilación y rectificación a base de cereales. El carbón vegetal es
fundamental en el proceso de filtración, ya que el alcohol se filtra con carbón
de diferentes árboles frutales. En algunos casos, se añade al vodka especies y
frutas.
Rusia sigue
siendo el primer país productor de este aguardiente, obtenido de las mezclas de
excedentes de cosechas, aunque existen marcas que se elaboran con un solo
cereal. La marca de vodka rusa más prestigiosa es el “ROUSKAYA” y, al igual del
resto de vodkas rusos, se valora por el peso, normalmente en botellas de 500 g.
Los vodkas
procedentes de los países de la Europa del Este y Finlandia son los de mayor
calidad. Se elaboran en alambique de POT y utilizan el trigo como ingrediente
básico. La mayoría son trasparentes y secos, aunque también pueden encontrarse
vodkas aromáticos con flores, frutos o hierbas.
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