Un viaje en autobús
El
ansia de conocer nuevos ambientes y la posibilidad de volver a tu zona de
procedencia a precios reducidos y con calidad, es cosa muy importante en España donde sobre
todo que por problemas laborales, se han producido grandes desplazamientos
humanos del campo a la ciudad y ahora
también al contrario, lo que ha dado lugar a un desarrollo tremendo del
transporte por carretera.
Es
muy curioso en fijarse en las personas que acceden a un autobús y su
comportamiento durante el viaje. Llegan al intercambiador del que salga el
vehículo que necesitan, hay ya surge una primera clasificación: viajeros
primerizos, despistados y desorientados, intentan descubrirlo sin preguntar a
nadie, lo que les hace deambular como gallinas sin cabeza, a veces hasta lo
consiguen y los habituales que se mueven con toda soltura.
La
entrada en el autobús puede ser delirante. Hay viajeros que suben con esas
diabólicas maletas en cabina y avanzan buscando su asiento destrozando las
piernas de los demás. Los que pasean varias veces por el pasillo del vehículo,
tratando de ver su número de asiento,
provocando con su movimiento bamboleante, entorpecimiento en los pasajeros que pacíficamente y certeramente quieren ocupar su
asiento.
Ya
en la carretera comienzan a escucharse los sonidos estridentes de los
móviles, refunfuños de pasajeros por que
el que va delante ha echado el asiento para atrás y no tiene espacio vital para
moverse, algunos se dan cuenta de la tropelía y lo corrigen, mientras otros
chulescamente desafían al discrepante y no mueven el asiento.¡¡¡ O lo matas, o
hay que aguantarse!!!
El
conductor tratando de cortar los incipientes brotes violentos pone un video, al
principio parece que todo el mundo queda como hipnotizado, pero poco a poco la
gente se aburre, se duerme, come, es increíble los bocadillos que se gastan
algunos viajeros, bostezan…. A eso si, pocos viajeros consiguen ver la película
completa: sol en la pantalla que deslumbra, copias de mala calidad… Pero
siempre nos quedara la ayuda incondicional del móvil.
Termino
porque yo también, me estoy durmiendo… ¡¡¡ Inefables viajes en autobús!!!
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