La cocina del Restaurante Echaurren. Una fábrica de sueños
El comer ha sido siempre la necesidad más
sentida por el ser humano de aportar a su organismo, las sustancias nutricias
que contribuían a su mantenimiento vital.
Este aportar fue durante siglos, puramente
deglutir y masticar, sintiendo que ese saciamiento, ese llenar el estómago solo
le daba la sensación de hartazón y nada más. ¡¡¡ Tenía que buscar algo más !!!,
el comer a parte de nutrirle, le tenía que inducir a algo más, felicidad,
sensaciones placenteras, en una palabra le tenía que hacerle soñar, soñar y
soñar.
Va surgiendo poco a poco la Cocina, como una
porque no decirlo ciencia que se encarga de hacer que las materias
alimenticias, sean cada vez más agradables al gusto, tacto, olfato, vista y
oído, de quienes lo consumen, los seres humanos.
Actualmente existe un gran boom de cocina y
gastronomía, no hay revista, periódico, cadena de radio, canal de TV, que no
tenga un crítico o varios de cocina, que continuamente no este indicando al
público consumidor, cual es el mejor restaurante, tanto es así que una
reconocida Guía turística francesa “Michelin”, los clasifica otorgándoles
estrellas por su valor culinario y gastronómico. Esta clasificación tiene una
gran solvencia dentro de este mundo especializado del “buen comer”.
Días pasados, tuve la oportunidad de visitar
las cocinas de uno de estos restaurantes. En la encantadora villa riojana de
Ezcaray, hay un gran hotel-restaurante “Echaurren”, que tuvo su origen en una
sencilla “casa de comidas” dirigida por Marisa Sánchez, gran cocinera y Premio
Nacional de Gastronomía, y que tuvo un gran desarrollo por su buen hacer, hasta
llegar a lo que es hoy. Hoy tiene dos estrellas “Michelin” y un gran porvenir
en manos del digno heredero de su madre, Francis Paniego, chef de gran fama en
el mundo de la gastronomía que ha sabido
recoger la tradición materna y colocarse
en primera fila de las nuevas vanguardias.
Las cocinas son un dechado de orden, de
planificación, saber lo que cada uno tiene que hacer, en cada momento. La
preparación de un servicio parece salvando las distancias, la
planificación de una batalla, y es una
batalla para conquistar el gusto, la inteligencia y el corazón de quienes degustan sus extraordinarias
creaciones culinarias, inducen a soñar.
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