Soneto sobre el aborrecimiento de un sujeto indigno

Silvio, yo te aborrezco y aún condeno
el que estés de esta suerte en mi sentido,
que infama el hierro al escorpión herido
y a quien lo huella mancha inmundo cieno.

Eres como el mortífero veneno,
que daña quien lo vierte inadvertido;
y en fin, eres tan malo y fementido,
que aun para aborrecido no eres bueno

Tu aspecto vil a mi memoria ofrezco,
aunque con susto me lo contradice,
por darme yo la pena que merezco,

pues cuando considero lo que hice,
no sólo a ti, corrida te aborrezco,

pero a mí, por el tiempo que te quise.







Comentarios

Entradas populares de este blog

Segovia es asado, el asado es Segovia.

Tempus fugit

Saber retirarse a tiempo