Soneto alabando a un músico desconocido

Dulce deidad del viento armoniosa
suspensión del sentido deseada,
donde gustosamente aprisionada
se mira la atención más bulliciosa

perdona a mi zampoña licenciosa
si al escuchar tu lira delicada
canta con ruda voz desentonada
prodigios de la tuya milagrosa.

Pause su lira el Tracio, que aunque calma
puso a las negras sombras del olvido,
cederte debe más gloriosa palma,

pues más que a ciencia el arte has reducido
haciendo suspensión de toda un alma

el que sólo era objeto de un sentido.







Comentarios

Entradas populares de este blog

Segovia es asado, el asado es Segovia.

Tempus fugit

Saber retirarse a tiempo