Soneto del desamor
Le
agravia el amante, la desprecia pero le sigue queriendo apasionadamente, contra
el corazón no se puede luchar, piensa ella.
Cuando
mi error y tu vileza veo,
contemplo,
Silvio, de mi amor errado,
cuán
grave es la malicia del pecado,
cuán
violenta la fuerza de un deseo
A mí
misma memoria apenas creo
que
pudiese caber en mi cuidado
la
última línea de lo despreciado
el
termino final de un mal empleo.
Yo
bien quisiera, cuando llego a verte,
viendo
mí infame amor poder negarlo;
mas
luego la razón justa me advierte
que
solo me remedia en publicarlo;
porque
el gran delito de quererte
sólo
es bastante pena confesarlo.
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