Un día de lluvia en Madrid


En Madrid no llueve con frecuencia, pero el día que llueve, la urbe se convierte en un verdadero caos, las personas y los coches parecen que se desequilibran tremendamente en esta situación. Para el peatón es una revalida el salir a la calle.
Nada más salir a pasear tienes que enfrentarte con el agua cae de los canalones de los tejados con intensidad, esto es ya un primer bautizo en el día. Pero en ese momento lo más importante es intentar no ser embestido por una de las muchas personas, que llevan el paraguas calado, es decir se guarecen de tal forma debajo de la seta, que no ven a quien va alrededor, con el peligro de sacar ojos o parecido con las varillas mortíferas de sus paraguas, verdaderas lanzas, tan bizarramente llevados. Seguimos andando y otro peligro se cierne sobre ti, sobre todo si vas cerca de la calzada, yo pienso que es un sentimiento con que ciertos conductores quieren castigar a los infelices peatones, un coche a una velocidad superior a la permitida, pasa rozándote y te pone perdido de agua, tienes que volver si puedes a casa, para cambiarte.
Esto, más atascos, malos humores, alcantarillado sucio y otras cosillas hacen de un día de lluvia en Madrid algo inolvidable.



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