Los riesgos de un paseo por la ciudad
Vivo en Madrid en una calle estrecha, salgo de mi casa a dar un paseo y a pocos metros del portal, me encuentro con una alegre reunión de personas que se conocen y que se han encontrado de manera fortuita, para celebrarlo se reúnen en círculo, tapando completamente el paso de la calle, tienes que llegar a su altura y llamar repetidas veces su atención para que se aparten y te dejen continuar, pasado este primer obstáculo desembocas en una calle más ancha, ¿más tranquilidad?, no.
Estamos ya en la calle más ancha, entonces recuerdas que debes continuar por la derecha o izquierda según el sentido que lleves, para no ocasionar problemas. Vas caminando arrimado a la pared, pero ¡oh el destino ¡, notas sucesivos toques en la espalda o más directamente te apartan violentamente, porque el otro considera que le gusta más por donde tú vas y necesita adelantarte, pero eso si llegan en algunos casos hasta pedirte perdón, solucionado este problema, sigues avanzando y pasa rozándote una o varias bicicletas que a falta de carriles-bici usan la acera como pista particular, a ver si se dan cuenta alguien que el Madrid tradicional no es por su características un Ámsterdam.
Juntemos a esto: patines, monopatines, triciclos… y realizar un paseo por Madrid, se convierte en un auténtico deporte de riesgo. LAS ACERAS PARA LOS PEATONES.
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