El móvil como evasión
Los seres vivos están adecuados a un medio donde se desarrollan sin mayores problemas que los propios de la especie, en una palabra, se sienten seguros. Los problemas surgen cuando tienen que hacer algo en un medio diferente al suyo.
Me refiero al ser humano cuando tiene que volar. Hoy el transporte aéreo se ha popularizado tanto que los viajeros son muchos millones, ocupando muchísimos aviones con altísimos estándares de seguridad, con todo y con esto cierto hormigueo recorre la espina dorsal del viajero, al llegar a la puerta de embarque de su vuelo. Lo vemos hablando constantemente a través del móvil. Dan la voz de embarque del vuelo, nuestro amigo sigue con su móvil hablando, Dios sabe con quién. Cierran puertas, la conversación continua, se tienen que acercar varias veces miembros de la tripulación para que apague el aparatito, cosa que hace con cara desencajada. Transcurre el vuelo, llega al destino, aterriza el avión y lo primero que hace en contra de las instrucciones es intentar poner en funcionamiento su teléfono. Cuando por fin lo puede hacer, es otro hombre, ya tiene su posibilidad de pegarse otra vez el aparatito a la oreja, vuelve a ser un número, vuelve a ser masa.
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