UNOS VERSOS FEMINISTAS DE UNA MONJA DE PRINCIPIOS DEL XVII 1ª parte
Hombres necios que
acusáis
a la mujer sin razón,
sin ver que sois la
ocasión
de lo mismo que culpáis.
Si con ansia sin igual
solicitáis su desdén,
¿por qué queréis que
obren bien
si las incitáis al mal.
Combatís su resistencia
Y luego con gravedad
decís que fue liviandad
lo que hizo la diligencia.
Parecer quiere el denuedo
de vuestro parecer loco
al niño que pone el coco
y luego le tiene miedo.
Queréis con presunción
necia
hallar a la que buscáis,
para pretendida Thais,
y en la posesión
Lucrecia.
¿Qué humor puede ser más
raro
que el que, falto de
consejo,
él mismo empaña el espejo
y siente que no esté
claro?
Con el favor y el desdén
tenéis condición igual,
quejándoos, si os tratan
mal,
burlándoos, si os quieren
bien.
Opinión ninguna gana,
pues la que más se
recata,
si no os admite, es
ingrata,
y si os admite, es
liviana…
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