¡¡¡ A partir de las 10.00 PM, no vendemos alcohol ¡¡¡
Son
las 22:15, mi mujer y yo entramos en
un gran almacén de Madrid, que permanece abierto
las veinticuatro horas, vamos a comprar algunas cosillas que necesitábamos
para la comida del día siguiente y se nos ocurrió coger una botella de vino D.O. Madrid de una
marca bastante conocida que estaba a buen
precio. Terminamos de comprar
estas menudencias y nos dirigimos a la zona de caja, para lógicamente abonar
las compras e irnos a nuestro domicilio.
La cajera iba marcando los artículos normalmente hasta llegar a la botella, nos miró yo creo que
compasivamente y nos dijo resueltamente ¡¡¡
a partir de las 22 horas, no podemos vender alcohol ¡¡¡. Me callé, deje la
botella, nos fuimos y en el camino me
puse a pensar.
Dejando
a un lado que nuestras figuras, llevaran a la conclusión a la cajera que éramos
dos borrachuzos irredentos, que con
esta prohibición nos libraban de una próxima cirrosis, somos una venerable
pareja de más de sesenta y cinco años de edad cada uno, o sea que eso lo
descarto. Sin embargo pienso que si la
prohibición o bien de la empresa o de origen
gubernamental, no es más que la confesión de la inutilidad de la medida como medio para atajar los problemas alcohólicos que aquejan a
nuestra juventud a los que no aplican soluciones
efectivas (reuniones con alcohol que
han comprado antes de las 22 el mayor del grupo, botellón callejero con el mismo
sistema de abastecimiento,…).
La
malhadada costumbre de nuestras autoridades de tutelarme, de decirme a mí lo que tengo que hacer, de lo
que tengo que comer o beber… Con el problema del alcohol, que muy cerca del gran almacén, hay en las calles circundantes,
pequeñas tiendecitas que bajo la
apariencia de artículos alimenticios a cualquier
hora venden de todo y digo sabiendo lo que digo de todo ¡¡¡ vigilen y no me fastidien, coartando mi libertad con prohibiciones
del tiempo de la LEY SECA ¡¡¡
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