Breviario para un político (13)

En el entorno de aquel cuya amistad procuras, hallarás sin duda personas cuyo mayor placer es gustar. Espíalas e intenta adivinar lo que le agrada y lo que le desagrada, y actúa en consecuencia. No dudes en llamarlo “hermano mío”, incluso si es de rango inferior al tuyo, y hónrale de todas las maneras posibles, a condición de que sea al menos noble de cuna. Pero no le colmes de aquello que le agrada hasta el punto de hastiarle: para mantener el deseo, para aguzarlo, vale más sugerir que dar. Mantén la misma actitud de reserva en el juego y en la conversación.







No le pidas nunca nada en préstamo a un amigo; es posible que no posea aquello que ha hecho  creer a todo el mundo que posee y, si lo desenmascaras, te odiaría. Igualmente, si acepta a su pesar, o no recupera su posesión en perfecto estado, te guardara rencor. No le compres nada nunca a un amigo; si te pide un precio demasiado elevado, te sentirás estafado; si el precio es demasiado bajo, es él quien se sentirá estafado. En ambos casos, vuestra amistad se resentirá.

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