Casa de la Viña, una bodega de tintos en tierra de blancos
Con
el fondo de un horizonte trazado por tiralíneas y entre el mar de viñas, se levanta esta bodega, una casa de campo
señorial, entre cortijo y venta de postín, y un viñedo de 1.000 ha que le circunda.
Casa de la Viña, sita en una región de la
provincia de Ciudad Real, donde
predomina la elaboración de vinos
blancos, se propuso continuar la tradición de cultivo de uvas tintas existentes en la propia finca desde el siglo
XIX, y así llegar aún más lejos en las posibilidades de la uva Cencibel.
La
amplitud del espacio se refleja a la perfección en las casi 3.000 ha de la
finca, principalmente vitícola, con
unas condiciones especiales debido a su
situación entre los 700 y 800 metros de altitud.
Casa de la Viña está dividida en dos parcelas: la Viña de la Casa y El Carrascal, y de Este a Nordeste
discurre por el territorio el rio Azuer.
La
actual edificación que da cobijo am las instalaciones de la bodega data de finales
del siglo XIX. Es una antigua casa de campo, dos alturas, paredes encaladas y
una pequeña ermita. A ella se accede a través de un pequeño pórtico de entrada
parcialmente oculto por la sombra de un olmo viejo. Durante un corto espacio
estuvo dedicada a explotación agrícola.
La uva blanca Airén, predominante en la Denominación de
Origen Valdepeñas, tienen en Casa de la
Viña una pequeña muestra de apenas 29 ha. El resto del viñedo lo ocupa la uva Cencibel (la Tempranillo manchega)
excepto algunas plantaciones experimentales de Cabernet Sauvignon, Merlot y sorprendentemente en estas latitudes
tan bajas, la Pinot Noire borgoñona.
La bodega está especializada en los vinos tintos, sobre todo vinos
jóvenes, que representan la mayor parte
de la producción. Los Crianzas y
Reservas sobrepasan las 400.000 botellas anuales.
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