España-Cataluña manipulaciones, desinformaciones y desencuentros.

Felipe V, después de la Guerra de Sucesión, en 1714 suprime todo tipo de privilegios regionales con sus Decretos de Nueva Planta, con objeto de crear un país nuevo, justo y solidario. 

La Constitución Española de 1978, consiguió que Cataluña haya disfrutado de más autogobierno que cualquier otra región de Europa. Dirige sus propias escuelas, sus propios hospitales, tiene su propia policía, se ocupa de sus prisiones y de sus instituciones culturales. Solo carece de poderes fiscales y de los románticos adornos de la estatalidad, que los políticos nacionalistas parecen ansiar.








No tiene mucho sentido añadir más nombres y opiniones a un interminable listado de nombres, temas y debates. En cualquier caso, el futuro de un país nunca está en manos de aquellos que están bien informados. Casi siempre es la mayoría desinformada la que toma decisiones, a menudo en nombre de la democracia, y aquellos a los que la mayoría vota para que ostenten el poder son las personas finalmente responsables. Muy a menudo pueden derivarse trágicas consecuencias. Muy a menudo se toman malas decisiones. En aquel trágico año de 1714, ahora idealizado tras una cortina de desinformación y manipulación, el Conceller en Cap. Rafael de Casanova (que murió con una edad muy avanzada) decidió que era mejor para miles de personas morir que alcanzar un acuerdo político. Sus colegas protestaron, pero tenía los votos de su parte, y la ciudad de Barcelona declaró la guerra a los ejércitos de Francia y España, y a la mitad de su propio pueblo de Cataluña. Al final, Barcelona se recuperó incluso de aquella tragedia, pero nunca se aprendieron las lecciones derivadas de aquel episodio, y las ficciones y las fantasías renacieron más de trescientos años después…

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