Codorniú
Bodega que nació a principios del siglo XX y
representa el señorío del cava. Cavas
Codorniú, entre todas las construcciones catalanas de este género adscritas
al modernismo arquitectónico, son,
sin duda, las de mayor empaque.
Arquitectónicamente
se percibe el espíritu de Gaudí, en
el que se ha inspirado Puig i Cadafalch,
arquitecto que diseñó esta bodega para
la familia Raventós. Cuatro de los
edificios que albergan las Cavas
Codorniú han sido catalogados como
monumentos histórico-artísticos den del más puro estilo modernista.
La familia Raventós tenía un pensamiento puramente
agrícola, pero esto no supuso un obstáculo para el éxito. Las altas facturaciones no eran lo más importante; primaba la
precisión y la calidad. Su continua
expansión, provocó la ampliación de la
bodega entre 1932 y 1982. Desde la galería más antigua se divisan en
perpendicular interminables pasillos, cada uno con los nombres de todas las
ciudades españolas y de aquellas capitales del mundo receptoras de las primeras exportaciones de Codorniú.
En un rincón más íntimo, donde se embotellaron las primeras
3.000 botellas, se encuentra la escultura de Anna de Codorniú, última de la dinastía en llevar el apellido. Esta
casa solo se abastece de sus propias cepas en un 20%. El resto lo compra a sus
proveedores, los cuales mantienen con Codorniú
una relación ancestral y familiar en la quinta o sexta generación. Hoy es quizá la bodega de espumosos más
grande del mundo.
Sus marcas más importantes son: Non Plus Ultra, Gran
Codorniú y Anna de Codorniú. El
más inaccesible es el Jaume de Codorniú;
para eso es el más caro y refinado del catálogo.
Esta
bodega recibió la Medalla de Oro de
la Ciudad de Paris, acontecimiento
muy importante ya que se premiaban unos vinos que estaban fuera de la
jurisprudencia de la zona francesa de Champaña.
Hoy día es una gran
empresa exportadora, ocupan uno de los primeros lugares en el top 10 de las
exportaciones españolas.
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