Una bodega que renace de sus cenizas
En Bodega Antaño, su nombre revive la larga historia de un vino antiguo. La bodega de hoy, restaurada
con el tradicional ladrillo castellano, ha heredado cuatro kilómetros de
galerías subterráneas, donde las
botellas reposan en nichos junto a los
bocoyes centenarios.
Situada
en el casco urbano de Rueda, esta
firma se ha transformado poco a poco en dos direcciones: hacia el subsuelo, restaurando las bóvedas y recubriendo los arcos
de ladrillos, y hacia fuera, ampliando
las instalaciones necesarias para conseguir una elaboración más perfecta de cada uno de los vinos de la bodega.
En
los siglos XV y XVI, los castellanos se adentraron en la tierra a unos 30 m. de
profundidad por una necesidad imperiosa
de huir del calor y de mantener los vinos en perfecto estado. Con esta
herencia se encontró José Luis Solaguren, famoso restaurador
madrileño, cuando compró la bodega en 1988, aunque no fue hasta
dos años más tarde cuando comenzó las obras de restauración, se recuperó la
piedra de estas antiguas cuevas y se recubrieron las paredes de ladrillos
rojizos.
En Bodegas Antaño se elaboran vinos
blancos de Rueda y vinos tintos de la Denominación de Origen Tierra de Medina. Existen
16 depósitos de acero inoxidable con capacidad para 40.000 l, otros 21
depósitos auto-vaciantes de 30.000 l y 12 más 20.000 l, provistos de camisas de
refrigeración para controlar la temperatura. La bodega tiene una capacidad de un millón y medio de litros aunque
en la actualidad, se elaboran 900.000 l de
blanco y 600.000 l de tinto.
La bodega posee 140 Ha de viñedo propio donde se han plantado diferentes tipos de uva: Verdejo, Sauvignon Blanc y Viura para
los blancos de Rueda y, para los tintos,
Tempranillo, Merlot y Cabernet Sauvignon. Para la crianza de estos últimos,
se utilizan barricas de roble americano.
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