Una bodega en tierra de reyes.
La bodega Campillo es el sueño hecho realidad de Julio Faustino Martínez, tercera
generación de una familia alavesa de viticultores.
La bodega está situada en la antigua finca de “Villa Lucia”, a pocos pasos denla amurallada Laguardia, residencia de monarcas,
órdenes religiosas y cuna de nobles.
Eleuterio Martínez, abuelo de Julio Faustino Martínez, se instaló en Oyón en 1861 y puso la primera piedra de lo que acabaría por
convertirse en un pequeño imperio vinícola (Bodegas
Faustino). La casa ha seguido creciendo, alumbrando nuevas marcas y dando
entrada en el negocio a la cuarta generación. En 1990 se creó esa bodega
especial en la que siempre había pensado
Eleuterio Martínez. Campillo, nombre de la primera viña de la familia, es
una realidad de 50 ha en las inmediaciones de Laguardia. Su arquitectura de piedra natural le confiere un aire
mediterráneo con una entrada formada por un pórtico de siete arcos. Sobre él,
se alzan dos torreones octogonales repletos de ventanas.
En
las instalaciones dedicadas a la elaboración de las marcas de Campillo, el acero inoxidable es el
único protagonista.
Las naves de crianza acogen hileras de barricas de roble
americano y francés. Son 7.000 barricas,
3.000 de ellas de roble francés de limousin, y las 4.000 restantes fabricadas con roble americano. Bajo las bóvedas de
madera y cerámica se apilan más de más
de 3 millones de botellas.
Sus
viñedos se alinean en una superficie de 50 ha, a 650 m de altitud sobre el que
se considera uno de los mejores suelos
de composición calcáreo-arcillosa. Bajo este terreno se descubrió un lecho
de rio seco que atravesaba la finca y había dejado una capa de cantos rodados
de rio que permite a las raíces de las cepas mantener el calor y la humedad.
La uva Tempranillo es la utilizada para la elaboración de los rosados y tintos, excepto los Reservas especiales en los que se
permiten el coupage con un 30% de
Cabernet Souvignon y pequeñas proporciones de Graciano y Mazuelo. Para los blancos, solo se utiliza la Viura.
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