Grandes regiones vinícolas españolas La Rioja (4)

La intervención de la Estación Enológica de Haro que había sido fundada en 1892 con el fin de efectuar ensayos e investigaciones, fue decisiva en la superación de la plaga y los posteriores efectos. 

Tras la plaga, se comienzan a realizar nuevas plantaciones sobre porta injertos (1) americanos, con la variedad que volvería colocar el vino de Rioja a su merecida altura: la Tempranillo. La recuperación del viñedo fue lenta y difícil y habían de transcurrir dos décadas, desde la aparición de la filoxera, para que en La Rioja empiece a resurgir el espíritu vinícola de principios de siglo.

Los años posteriores a la Guerra Civil española fueron nefastos para los vinos, ya que el trigo pasa a ser de primera línea, dictándose medidas proteccionistas y relegando el cultivo de la viña a un segundo plano. La prospera década de los sesenta no lo fue tanto para el sector bodeguero riojano, ya que se continuo con una mediocre política exportadora, sirviendo un rioja que en su mayor parte no lo era, con unas crianzas en barricas viejas y malolientes.

Los años setenta suponen para La Rioja el resurgir de un largo letargo y se abre un periodo de gran actividad e inquietud. Empiezan a sonar nombres como Marqués de Cáceres, Lan, El Coto, Alavesas, Olarra, Domecq, Beronia, Viña Salceda. Es a partir de estas fechas cuando el Consejo Regulador adquiere una estructura y unas funciones perfectamente definidas. También en la década de los setenta, Enrique Forner, al frente de su bodega Marqués de Cáceres imprime un rotundo giro a los métodos tradicionales de elaboración.

(1)Porta injerto.- Sistema de establecimiento y formación de la raíz de una viña a la que se ha injertado un brote de otra variedad


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