Pequeños créditos

La vida humana tiene para mí una semejanza clara con un crédito bancario, concedido a un interés determinado, que es la cantidad de hechos positivos y negativos que ten van ocurriendo a lo largo de la vida y a un vencimiento, que todos lo tenemos marcado, aunque por una gran paradoja, lo desconocemos a pesar del trabajo de augures, magos, visionarios, etc., en desvelarlo a cambio de normalmente un premio en metálico.

Muchas veces notamos que nos parece que ese crédito está llegando a su vencimiento, buscamos tenazmente una ampliación del supuesto plazo de cancelación (enfermedades) ¿y cómo lo buscamos?, yendo al agente general de quien nos concedió el préstamo.

¿Y quién es este agente, aunque al final sin capacidad  decisoria?. Pues es el médico, que nos recibe, le contamos nuestro caso, como un náufrago que se agarra a un tablón para salvarse y nos pide regularmente una serie de pruebas médicas para influir, supongo yo, en quien nos concedió el préstamo, para pedirle que nos prorrogue la vigencia del mismo, en una palabra que viendo que si nuestros males tienen remedio a ver si conseguimos un poquito más de vida, pequeños créditos.

Una vez presentada la documentación, la realización de las pruebas pedidas, nos dan hora, para conocer el veredicto. Que intranquilidad, que incertidumbre se posesiona de nosotros, según se aproxima la fecha en que hemos de conocer el veredicto, estamos francamente nerviosos, aunque procuramos ocultarlo.

Llega el día señalado nos dirigimos a la consulta donde nos van a comunicar de manera inapelable, el resultado de las gestiones realizadas, nos llaman, ¡¡¡ que nervios¡¡¡. El facultativo está detrás de una mesa y nos mira con un cierto aire de simpatía, nos manda sentar. Tiene unos papeles encima de la mesa, es el resultado de nuestras pruebas, ¿nos concederán otro pequeño crédito?. Hace pormenorizadamente una descripción  de todo. Como teníamos de limpio nuestro interior, cuantos y como están nuestros pólipos, como están nuestras constantes biológicas….que emoción. Por fin dice las ansiadas palabras,” lo que tiene de momento no tiene síntomas, es asintomático, pero hay que seguir  vigilándolo…” que emoción me han concedido otro pequeño crédito y vamos viviendo.







Se despide de mí el facultativo con el consejo que dicen todos incluso el dentista ¡¡¡ adelgace y ande ¡¡¡

Comentarios

Entradas populares de este blog

Segovia es asado, el asado es Segovia.

Tempus fugit

Saber retirarse a tiempo