Flecos digestivos
Me
despierto de la anestesia a la que me refería ayer, mi cuerpo no
es mi cuerpo, parece que una manada de elefantes ha pasado por encima, a duras
penas me incorporo de la cama a petición
de una amable enfermera. Comienza a aclarárseme un poco el panorama, pero
entonces sucede algo escalofriante, sale de mí un sonido electrizante que me estremece, ¿qué es esto? , es el
inicio de la ruidosísima salida del aire que me habían introducido dentro. Son
explosiones repetitivas de tremenda potencia, las personas con las que te
cruzas vuelven la cabeza asombradas ante tal concierto de ruidos.
Llegó
a mi casa y me llevó otra sorpresa ¡¡¡ estoy embarazado¡¡¡ que tripa se me ha puesto, aunque me
desilusiono, porque pronto comprendo que
es que no he expulsado, todo el aire que me han metido, que gracia.
Otro
detalle gracioso es que en el papel que me han entregado, es en el que me
indican que hacer después de esta
exploración, hay una indicación ideal. ¡¡¡ NO TOME DECISIONES IMPORTANTES ¡¡¡ en
las siguientes horas. A partir de ahora para cubrirme de tomar una decisión
precipitada, siempre diré que me acaban de hacer una COLONOSCOPIA, y que mañana será otro día.
Sigo
llenando mi estómago de líquido, zumos repugnantes y alimentos blanquitos y
casi crudos. Dicen que para que el
tracto digestivo se recupere de las lesiones producidas por la captura de
algunos pólipos, que estaban allí de polizones, y que tengo que pasar tres
días en esa situación, ¡¡¡ qué pena¡¡¡. Una
recompensa moral, repito solamente moral, me la da mi mujer cuando me dice ¡¡¡qué barbaridad, en tan pocos días, has debido perder más de cuatro kilos ¡¡¡
y es que uno aunque es mayor, sigue siendo muy coqueto.
Bueno
este es mí estado general, esperando a que se normalicen todos mis mondongos
digestivos y recordando al genial
Enrique Jardiel Poncela.
“Para ir al médico hace
falta estar muy sano”
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