La metamorfosis de las oficinas de farmacia.

La farmacia o “botica” es  y ha sido un establecimiento fundamental en el desarrollo de nuestros pueblos y ciudades ya que aparte de cumplir con su función principal de vender los medicamentos y fórmulas magistrales que recetaban los médicos para todo tipo de enfermedades, era como un mentidero o centro de información urbano ya que a invitación de su propietario se reunían en la parte de atrás del farmacia, todos los personajes que tenían algo que decir en el barrio o pueblo donde estaba situado el establecimiento, se reunían en “la Rebotica”, donde se hablaba de todo lo divino y de lo humano.

Pasó el tiempo, las reboticas fueron desapareciendo lo mismo que los establecimientos de las que formaban parte. Estas desapariciones dieron lugar a la irrupción de nuevas farmacias, ya sin “rebotica” locales mucho más fríos, llenos de luces frías y en algunos casos también fríos dependientes o mancebos.

Había sucedido no un cambio sino una auténtica “metamorfosis”, cada local se había dividido en dos prácticamente. Uno, el espacio propio de la farmacia, donde se dispensan medicamentos y fórmulas magistrales. Dos, donde se expenden todo tipo de productos, ajenos a la farmacia, y que para camuflarlos, los llaman preparados de parafarmacia, productos de belleza tanto masculinos como femeninos, alimentos infantiles, juguetitos para los bebes, gafas para leer, de sol………..

A mi manera de ver esto produce un problema de identificación al cliente, a la hora de comprar algo. ¿Por qué no están perfectamente separados en el establecimiento los espacios de farmacia y parafarmacia? Lo ideal sería lo de otros países europeos y americanos, establecimientos de farmacia y parafarmacia, perfectamente separados.


¡¡¡ Como recuerdo en estos casos a Don Hilarión, el magistral farmacéutico de la “Verbena de la Paloma”!!! ¡¡¡ Darí



a a las farmacias, la humanidad y calor que parece les comienza a faltar!!!

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