Denominación de Origen Ribera del Guadiana
Su
demarcación comprende seis comarcas vitícolas extremeñas y unas subzonas bastante diferenciadas en
cuanto a características climáticas y edafológicas.
Cañamero. Esta situada al sudeste de la provincia
de Cáceres. El viñedo crece en las
laderas de la Sierra de Guadalupe, en
terrenos de relieve accidentado. Los
suelos son pobres y de naturaleza pizarrosa y el clima es suave, sin grandes contrastes térmicos y un régimen
pluviométrico que alcanza los 800 mm anuales.
La uva principal es la blanca Alarije.
Montánchez. De orografía complicada, salpicada de cerros y pequeños valles, en donde las vides crecen sobre suelos pardo-ácidos.
El clima es continental con veranos
cálidos e inviernos no demasiado fríos y una pluviometría alrededor de los 600 mm anuales. La uva mayoritaria, es la
blanca Borba.
Ribera Alta. Se extiende por las Vegas del Guadiana y las tierras de la
Serena y Campo de Castuera. Los suelos, muy arenosos, sustentan las cepas entre las que predominan las
blancas Alarije y Borba y las tintas
Tempranillo y Garnacha.
Ribera Baja. Las viñas se asientan sobre terrenos de
composición arcillo-limosa. El clima
es continental moderado, con influencia atlántica. Las variedades mayoritarias son
las blancas Cayetana Blanca y Pardina y
la tinta Tempranillo.
Tierra de Barros. Es la subzona más extensa está en el
centro de la provincia de Badajoz. Es
una tierra llana de suelos fértiles, ricos en nutrientes y con gran capacidad
para retener la humedad que aportan las escasas lluvias, alrededor de 400 mm anuales. Las variedades más
importantes son las blancas Cayetana
Blanca y Pardina, y las tintas Tempranillo,
Garnacha y Cabernet Sauvignon.
Matanegra. Tiene algún parecido con Tierra de Barros, pero goza de una climatología
más suave. En cuanto a variedades destacan las blancas Beba y Montua y las tintas Tempranillo,
Garnacha y Cabernet Sauvignon.
La Denominación Ribera
del Guadiana nace con
un sólido plantel de marcas. Una serie
de vinos muy correctos, elaborados con modernas tecnologías, en las que
las variedades autóctonas
Cayetana Blanca y Pardina se expresan de manera sorprendente y original, transmitiendo las peculiaridades de la tierra.
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