En la tarde noche del sábado al domingo
Uno
de los espectáculos más subyugantes a
los que se puede asistir en Madrid,
cómodamente sentado en la terraza de un bar, es ver y observar el tráfico
humano incesante que discurre por sus aceras.
Estamos
en la media tarde de un día caluroso, uno de los muchos que vamos teniendo este año. La gente parece que camina los sábados con más
libertad que el resto de la semana, por unas
horas se ven libres del yugo del
trabajo diario y tienen la vana ilusión que durante ese tiempo, van a poder disponer del mismo con completa libertad,
sin cortapisas.
Empieza
el desfile, se aproxima a nuestro punto de observación una parejita lógicamente haciéndose arrumacos, no están en la
calle, ¡¡¡ levitan!!! .Movidos por
la ilusión de descubrir cómo les va a ir el todavía nonato fin de semana ¡¡¡ que tengan suerte!!!…detrás sigue
una persona de edad provecta, anda
vacilante y en las arrugas de su cara refleja las desilusiones y penas que
han surcado su vida ¡¡¡ no busca nada,
camina….!!! .
Viene a continuación una pareja de mediana edad, van
discutiendo y aunque todavía van del brazo, sus cabezas miran hacia puntos
opuestos, lo único que les une son las voces que a manera de un
collar discordante que se enrosca en sus cuellos como astuta serpiente.
El desfile es incesante. Aparecen ahora tres parejas de mediana
edad, van contentos, pensaran usar esas horas de asueto que suponen el fin de semana, para su descanso. Y su única
preocupación será seguramente, donde cenar bien y luego bailar y tomar una
copa con tranquilidad y olvidarse de preocupaciones y problemas y empezar la nueva semana con todos
los ánimos del mundo.
Niños,
muchos niños, mujeres cargadas con carros repletos de comida, personas pobres
de las que llaman en trance de exclusión
de las que no tienen donde caerse muertos……completan el decorado de esta
escena sabatina de la vida de una gran ciudad.
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