Variedades autóctonas de uvas en trance de recuperación
Pietro Picudo oriunda de la región de Valdevimbre-Los Oteros, en la provincia
de León, esta variedad tinta, cuyos vinos tienen un ligero parecido con los de Tempranillo, se considera autóctona de
la zona y ocupa en la actualidad una extensión de más de 4000 ha de viñedo. La región, que ocupa una extensión de más de 450km2, está atravesada por el rio Esla y se encuentra muy próxima a
la ciudad de León.
En
la margen derecha del rio, la Prieto
Picudo se asienta en terrenos llanos, mientras que a la izquierda ocupa una
zona de oteros. Son once
los términos municipales en los que puede encontrarse.
La
altitud del viñedo oscila entre los 750 y 860 m, de configuración llana en
las zonas del Páramo y suaves
pendientes en el entorno de Los Oteros. La
densidad de las cepas es bastante baja entre las 1.500 y 2.500 por ha.
La climatología de la comarca está definida por una
pluviometría cercana a los 500 l anuales. Otra característica importante son las heladas.
La cepa precisa podas largas. Se distingue por
el racimo apretado y las bayas en forma
de piñones de color negro azulado. Existen dos tipos de prieto picudo: uno con uvas elípticas otro de uvas
esféricas, este parece ser que da los vinos de más calidad. Los vinos que se obtienen de estas uvas de
piel negra azulada se caracterizan por una graduación alcohólica que se
sitúa en torno a los 11º; son muy
aromáticos y algo ligeros de color, y es habitual realizar cupajes junto con La Mencía.
Hoy la producción se va unificando y se
tiende a elaborar tintos. Los de Prieto Picudo y Mencía, con una
excelente predisposición a la crianza, presentan un color rubí brillante con ribetes amoratados; resultan frescos y muy aromáticos, al estilo de los
vinos atlánticos, y se distinguen por su sabor afrutado. Están amparados estos
vinos por una D.O. vinos de la tierra de
León, donde también se cosecha otra cepa autóctona el Albarin.
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