Un deporte no olímpico; luchas de padres e hijos
El
paso de las generaciones va marcado el tiempo histórico del devenir de la Humanidad. Las distintas generaciones van
pasando con una serie de convencimientos que les dan sello propio, las
distinguen de las demás y sin quererlo son el nexo de unión de unas épocas
a otras.
Es
casi un axioma en algunos momentos riguroso, aunque con el tiempo se va relativizándose que los padres no entienden a los hijos. Los
hijos creen que siempre están en lo cierto y que tú no los comprendes porque eres demasiado viejo.
Empieza la aventura, cuando te piden algo que
tú comprendes no se lo debes dar y les dices no, entonces hábilmente te
presentan una contradicción. ¡¡¡ Vosotros me decís que no, sin embargo,
los padres de zutanito/a le han dicho que sí, a lo mismo que yo os pido!!!
¿Cómo puede ser eso?
A partir de aquí, puede surgir un larguísimo debate, que
no nos llevara a ningún resultado práctico. Si mantenemos nuestra negativa,
pero repito negativa con razones y fundamentos reales, nos llevara seguramente
a aguantar un no hablar y crispación de
nuestro hijo/a, durante algunos días, pero normalmente el tiempo le habrá hecho
comprender la racionalidad de nuestra
negativa y la tempestad se diluirá como un azucarillo en un vaso de agua y
volverá la normalidad.
Pero
si para huir de la pesadez y reiteración
de la petición, pues no se cansan de repetir el pedido, decimos que sí, estamos apañados pues
por esa brecha entraran todas las más absurdas peticiones que se les ocurran,
siempre con el recordatorio ¡¡¡ el otro día,
me dijiste que si a lo mismo, no sabes lo que dices, los años se te notan,
estas viejo!!!
Las peticiones de
nuestros hijos las
debemos analizar rigurosamente. Si les tenemos que contestar positiva, negativamente, o te has equivocado siempre con razones no con imposiciones,
es a la postre lo que más van a agradecer.
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