Casa de Valencia de Madrid. Buenas paellas en ambiente vintage
En
el madrileño y luminoso Paseo del Pintor
Rosales , en su número 58, se encuentra situado este restaurante, dijo lo
de luminoso porque el primer fallo que tiene para mi este
establecimiento es su apagada decoración
e iluminación, ya que siempre la
cocina mediterránea, lo mediterráneo se asocia a ambientes luminosos y claros, aquí
brilla esto por su ausencia.
Dicen
los tratadistas que se come “con la
vista, el gusto, el olfato, el oído y el tacto”
y esto no ocurre en este restaurante,
demasiado aséptico.
El servicio atento, profesional y agradable. Fui a
comer con mi esposa y unos amigos, total
cuatro personas. Pedimos de principio para esperar las paellas; desagarrat de bacalao, bien realizado aunque con un
problema para mi gusto, el bacalao no
estaba bien desalado, que nota le adjudicaría: un 5,8. Llegaron los arroces, muy bien presentados y
bastante en su punto, aunque como dijo más arriba, ese olor a arroz recién hecho, tan típico en las arrocerias valencianas,
brillaba por su ausencia. El sabor rico y repito con una cocción bastante exacta, ¿qué nota le adjudicaría?: 8,5. De postre pedí helado de ron con pasas, una decepción, ni sabía a ron
ni sabía a pasas, ¡¡¡ una mancha, que en un establecimiento, que se
anuncia levantino, sirvan un helado así ¡!!.
La Carta de vinos,
normal; bebimos un
blanco de la Denominación de Origen Requena,
aceptable para la comida que hicimos. Precios algo desfasados, para lo que
ofrecen.
Redecorar
el local hacerlo más luminoso, en una palabra ¡¡¡ más levantino!!! Seria para mí, un rejuvenecimiento de local,
para que pueda durar y hacer frente a la competencia de las nuevas arrocerias
que proliferan por doquier, y algunas con grandes expertos al frente de sus cocinas.
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