Yo envejezco, MANOLO evoluciona
Este
pensamiento tuve ayer al salir del comedor de CASA Manolo, a donde acudí por
enésima vez a comer con unos amigos. Este restaurante desde 1934 está dando de
comer a varias generaciones de españoles. Es uno de esos restaurantes que nunca
te engaña, siempre responde a tus necesidades.
El
servicio sigue siendo muy profesional, rápido y atento. El lleno hasta la
bandera.
Aparte
de degustar, cosa obligada, siempre que se come allí, la joya gastronómica de
la casa, los exquisitos callos a la madrileña de lo mejor que se puede comer en
la ciudad, la ensalada de canónigos con queso de cabra y virutas de jamón, los
deliciosos bocaditos de merluza, los calamares en su tinta, unas tiernísimas
chuletas de corderos con patatas fritas como es debido, complementado con unas
muy buenas peras al vino, una madrileñísima torrija y una novedad por lo menos
para mí: un delicadísimo carpaccio de piña con amaretto, una auténtica sinfonía
de sabores y casi de colores, hicieron
una vez más nuestra comida inolvidable.
Quiero
hacer una mención aparte al vino que consumimos durante la comida, perfecto
complemento de los alimentos que tomamos: LAS MORADAS DE SAN MARTIN (INITIO)
100% garnacha, precioso color (cereza oscuro), cuerpo y buen comportamiento en
boca. Once meses de crianza en barrica y 36 meses en botella. Este vino para
mí, intenta plasmar la esencia de la garnacha obtenida de viñedos del secano de
San Martin de Valdeiglesias (Madrid), de más de setenta años de edad de la
manera más natural y respetuosa posible. ¡¡¡ UNA MARAVILLA ¡!!!, tiene
lógicamente la D.O vinos de Madrid.
Precios
normales, no de susto. MANOLO evoluciona
y yo como siempre esperando volver muy próximamente. No decepciona nunca hasta
ahora.
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