A Cosme de Aldana, su hermano










Cual sin arrimo vid, cual planta umbrosa
viuda del ruiseñor que antes solía
con dulce canto, al parecer del día,
invocar de Titón la blanca esposa,

cual navecilla en noche tenebrosa
del gobierno faltó que la regia,
cual caminante que perdió su guía
en selva oscura, horrible y temerosa,

cual nube de mil vientos combatida,
cual ave que atajó la red su vuelo,
cual siervo fugitivo y cautivado,

cual de peso infernal alma afligida,
o cual quedó tras el diluvio el suelo;
tal quedé yo sin vos, hermano amado.

Francisco de Aldana (1537-1578), Capitán de los Tercios Viejos

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