Envidia


Es la tristeza, dolor o pesar que produce en alguien el bien ajeno.

Esta pienso que sería la mejor definición de ese sentimiento que ha corroído, corroe y corroerá, las entrañas de millones de seres humanos que ha causado todo tipo de guerras y calamidades a la humanidad, llamado Envidia. Que según la moral se considera un pecado y según la psicología un trastorno de conducta.

El primer asesinato, que se registra históricamente, es el de Abel realizado por su hermano Caín, espoleado por la Envidia que le tenía al considerar que su padre le prestaba más atención que a él.

Es un sentimiento ampliamente paralizante, el que lo padece quiere destruir al otro, el o lo envidiado. No llegar donde está el otro y superarle (en este caso estaríamos ante un sentimiento ampliamente positivo para el individuo, que es la emulación), sino que lo que busca, es que nunca le sobrepase. Se dice que un envidioso no le importa perder un ojo, siempre que su envidiado pierda los dos.

Este pecado, sentimiento o trastorno se da en individuos con una autoestima muy baja y poca capacidad de auto superarse, porque así compensan su personalidad deficiente, aunque causando de esta manera innumerables daños en su entorno. Se puede ver en toda su crudeza entre hermanos, niños y en muchos casos adultos.

Se habla de “Envidia sana”, eso es una pura falacia que se ha transmitido de generación en generación. Si el sentimiento es hacia una persona, de las que se envidia cualquiera de las condiciones que le adornan y no se trabaja para lograrlas, siempre será Envidia y no Envidia sana, como se dice vulgarmente.

Hay tipos de Envidia originalísimos: personas que envidian a otras por ir a sitios de más nivel de los que van ellos, aun  pudiendo hacerlo. Es muy curioso, lo manifiestan hablando siempre del dolor o sufrimiento que tienen al enterarse…









Emulemos con trabajo y dedicación a los que tienen algo que pensemos que podríamos necesitar, pero nunca ENVIDIEMOS.

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